El guineo

No lo recuerdo a mi abuelo
pero sé que sus manos
le olían a guineo,
y sus labios a libertad y política,
con la brillantez e inocencia
de querer cambiar el mundo.

Él era un hombre diplomático,
traía a cada nieto un guineo.

La memoria es cruel,
no lo recuerdo
más que por las historias contadas.

Pero se que olía a guineo por la tarde fresca,
a plátano cocido y dulzura.

Olía a guineo,
pero a mi nunca me ha gustado mucho,
nuestra relación es algo complicada;

a veces da mal sabor de boca

y me tiende a hacer lagrimear,
aunque no siempre es sobre el guineo.

Aunque dicen
que hay que atesorar los recuerdos,
así que atesoro los guineos;
yo pretendo que en la mata
se alojan aún las manos de mi abuelo.

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Desde tus letras describes a tu abuelo como un recuerdo con un sabor, con un aroma: un guineo que madura en la memoria.

Sabes, a mi abuelo le gustaban mucho los guineos también, y solía compartirlos conmigo, me has traído esa memoria.

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Lamento no tenerle particular gusto al guineo, aún cuando nunca faltaba uno mientras mi abuelito aún vivía, me decían que tambien traía agua bien helada. Ahora como guineo y lo recuerdo, uno de estos días donde todo pesa no sé si lloraré por el disgusto o la nostalgia. Lo extraño. Qué lindo compartir un recuerdo Alejandro. :sunny:

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Absolutamente emotivo y eleva a las alturas no solo tu memoria y la de tu abuelo, sino también mitifica el objeto (guineo) en esa mixtura emocional que evocas. Aplausos :clap: :clap: :clap: