Un gavilán sostiene en los altos altares
del viento un soliloquio mágico.
Sube a lo alto, por los cauces secretos del aire,
empujado por el enérgico júbilo del vendaval.
Es un pájaro hecho de sombra y luz,
que esparce la cadencia de su canto por las orillas de la lluvia.
Chilla su elegía en los cielos de las arboledas perdidas,
bajo la sombra de los cedros.
En la hermosa sangre del ocaso es donde espera el gavilán a la enlutada noche.
Vuela gavilán por las regiones de la aurora, por las fronteras del horizonte,
entre las ramas y las riberas, en los epílogos de la esperanza, vuela … vuela
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Muy hermoso ese vuelo de versos del gavilán…
Una gran metáfora de la vida libre.
Me gustó mucho!
Saludos, José Antonio.
Gracias María por tu generosidad. Me alegra que a una poeta que admiro le llegue este poema .
Saludos afectuosos.
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