En un sonoro grito
el gato osciló,
pobre de él
pobre de mí
no sabremos jamás
la razón del amor.
Ahí estaba el gato
mirándose al espejo,
ahí estaba yo
perdiéndome en el silencio,
pobre de él
pobre de mí
la pesadumbre arruinó
el momento.
Cesó la lluvia afuera,
y sigue inundado
dentro de mí.
Algún día veré:
el río correr,
las cuencas de mis ojos
justas
y a mis pies, la primavera.
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Sinmi
15 Agosto, 2020 01:04
2
Muy hermoso. Saludos cordiales.
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Románticos y versátiles versos. Como para perderse en el silencio. Excelente.
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¡Me gustó mucho tu poema!
¡Abrazos y saludos!
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Deisak
15 Agosto, 2020 17:17
5
Curioso, atrayente, y muy bueno, tu poema; pero tan real como todo lo tangible. Y es que en nuestros minutos, en nuestros momentos de armar pensamientos, ellos, los compañeros fieles, a veces parecen entendernos más que el mismo mundo, y sus propios entendidos…
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Gracias por tu comentario, me alegra mucho que te haya gustado
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Gracias, muy gentil de tu parte.
Es una bonita manera de perderse en el silencio. ¡Gracias!
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Muy cierto lo que dices, aunque ellos son los que mandan y nosotros obedecemos. Jajaja, gracias por tu visita. Un abrazo.
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