El día, gris,
anuncia una mañana
muy perezosa.
Se oculta el sol
tras nubes que le impiden
ver a la tierra.
Y así no llegan
los rayos y caricias
del astro rey.
Triste mañana,
de un día de noviembre,
en pleno otoño.
Pero busquemos
la paz y la ternura
en nuestro lado.
La poesía
que brota, cual sonrisa,
desde la vida.
Y la utopía
en almas soñadoras
y silenciosas.
Cuando encontremos
la magia que buscamos
seremos niños.
Y en ese encuentro
de niño y poesía
tendremos vida.
Será el latido
y el faro de las almas
en las pupilas.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/11/24