La angustia me sobrepasa y quema,
las cosas me hieren y me duelen.
Suena como un alarido la música,
un coro de mujeres que parecen vestales
y el aaaaaaaaaaaaa sube una octava.
¿Qué escribir? ¿De qué arrepentirme?
Quisiera dibujar nubes, sensaciones,
mudo, desnudo de preocupaciones,
gozar del tiempo con la impericia
del amante primerizo, vehemente y torpe.
Me desgarro como un paño, mayo,
mes de flores y acederas, cumpleaños.
Quisiera abortar la panza contraída de la tierra
y en el cielo parar el ave migratoria,
fijar Venus, el lucero apea yeguas, en el cielo
para que no se vaya.
Mientras, ella,
congestionada como un ahogado,
cae rendida a mi costado tras días
y días de estériles caricias.