Si el veredicto me sentencia,
que lapiden en los patíbulos
a mis versos usureros
y que amputen mi mano,
esa mano
que meció la cuna
en defensa
del denostado “Rey Midas”,
husmeando
en el templo sagrado
de los sentimientos
En su alegato,
reconozco
que sus rizos dorados
aun deslumbrando miradas,
jamás podrán resplandecer
con la magia
de los cabellos enamorados
exclusivos en su beso,
sin embargo, si podrán
humedecidas sus melenas
enjabonarlas
para que brillen mucho más
y se ensucien mucho menos
Y entre sus mullidas pieles
columpiarse,
por las azoteas del mundo
con su pasaporte
siempre en vigor,
despertar de los sueños
con su café en la boca,
o derrotar de un soplo
los barrotes de la distancia,
aplaudiendo
esos baños de lluvias
de primaveras famélicas,
o esos baños fraternales
faltos del calor
de tantos veranos
¡No!, no me compra
la artillería del “Rey Midas”,
no articula el esqueleto
que impulsa mi vida,
ni activa el músculo
que mueve mi timón,
pero si me oferta,
el hilo perfecto
para tejer mi caminar
Hermoso, hermoso, este diamante en poesía. Que creatividad, y como haces para ir dejándonos más y más involucrados en la historia, en la línea concordante que nos interroga sin pregunta. Pura retórica de la existencia. Magnífico, inmenso, este pedazo de poema, querida Minada.
El título de tu poema me hizo recordar al rey de la leyenda griega. Sólo que en este caso tu pluma convirtió en oro la letra de tus versos.
Bello poema, Ana María!
Abrazos cariñosos
Muchas gracias compañero por tu inmenso comentario, me alegro que te haya envuelto la historia del Rey Midas, que nunca comprará el corazón!!! Saludos cordiales
Muchas gracias amiga, así es, daría para hablar largo y tendido del Rey Midas y sus influencias positivas y negativas sobre el ser humano!!! Un fuerte abrazo!!!
Jj así es poeta, me sirvió de trampolín el Rey Midas para dejar caer unos versos sobre sus influencias, muchas gracias por tu bello comentario, saludos!!!
¡No!, no me compra
la artillería del “Rey Midas”,
no articula el esqueleto
que impulsa mi vida,
ni activa el músculo
que mueve mi timón,
pero si me oferta,
el hilo perfecto
para tejer mi caminar.
Extraordinario querida @Minada!Abrazos.