Para que traiga luz el día
el sol debe venir de dentro,
el estrépito del viento retumbar
en la conciencia…porque este viento
siempre pasa por el dolor.
No me importa estar
entre los derrotados,
Siempre fuí uno de ellos,
pero hay que intentar ser feliz,
al menos ser valientes, atreverse.
Me niego a entregarme al simulacro
del sueño dulce, a su futuro desenlace,
porque todo lo somete a la impostación de la mentira,
donde la indiferencia se apropia de la historia.
Quiero plazas de primavera
porque aunque florezcan en el dolor,
sus flores tienen que ser de alegría.
No quiero que el dolor me amordace,
me niego a que especie mi vida,
no quiero comer ese plato.
Dice Sartre: la nausea soy yo.
Es cierto, pero la vida es rebeldía.
Un compromiso de luchar.
Porque los territorios de lo posible
son inmensos.
El compromiso de vivir desde mi punto de vista descarta cualquier disimulo o indiferencia, sobre valores que son esenciales : igualdad, justicia, libertad, derechos humanos. La lucha es al menos el compromiso de ser fiel a esos valores, en los que creo. Y si, creo que tiene que ser posible para la humanidad esa meta.