En la mañana fría los amantes mínimos
recogen los despojos, recomponen el traje oneroso
de sus otras vidas;
frenesí del dolor mutante que escupe el vacío,
incendiario instante que corona a la rosa,
que destrona al rastrojo
mientras el mismo pensil ostentoso
ya agoniza.
Ahí van los fugaces amantes,
enfermos de fútil poesía
convalecientes del perihelio pomposo
que tanto y tanto porfía
en ser invierno gigante.
La contumacia en consumar cualquier resta,
la rancia pulsión de enterrar toda magia;
entre esquirlas de anhedonia pasión
brilla el orgasmo precoz de la huida,
reposan esqueletos en el apacible colchón
de la soledad adictiva.
El final de este poema, es un preámbulo a la verdad…la pálida realidad furtiva no secuestra la vida totalmente y es maravilloso el viaje que nos ofreces verso a verso, mostrando por obviedad el compulsivo instante de ese colchón…
Las metáforas peinan de manera suave el tema, crean un oleaje amable a la hora de leerlo. Me ha parecido muy bueno.
Muchas gracias @pedro1 por tus enriquecedores comentarios siempre. Y tu hablas de metáforas que peinan, pues háztelo mirar, tienes poesía en la sangre. Saludos cordiales.
Bendito colchón que recoge los instantes mágicos que envuelve la pasión efímera de los amantes para desvanecernos quizás a través del transcurso del tiempo en la soledad, poeta!!!