El carro de Satán

De las cosas que yo he hecho
todos sabéis ya de mí,
de los carros y los perros
que os han de llevar aquí.
Si corréis será ya tarde,
nada existirá sin fin,
vuestro nombre está en mi libro,
y no crece nada allí.
Hombre rico o hombre pobre,
todo muere, todo es vil,
sano, enfermo, o un ladrón…
nadie escapa el fuego ruin.

¡No pidáis piedad, gentiles,
no existe final feliz,
aunque hinquéis vuestras rodillas!
Vuestra carne es el tapiz,
pasó la oportunidad,
nadie escapa el fuego ruin…

Todos de mí ya sabéis;
«por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí».
Hombre rico o hombre pobre,
todo muere, todo es vil,
sano, enfermo, o un ladrón…
nadie escapa el fuego ruin.

¡No pidáis piedad, gentiles,
no existe final feliz,
aunque hinquéis vuestras rodillas!
Vuestra carne es el tapiz,
pasó la oportunidad,
nadie escapa el fuego ruin…

Nada importa cómo grites,
lengua bárbara o latín:
no matarás, dice el libro,
jamás debes de mentir,
luego: nunca has de envidiar.
Pero es tarde, estás aquí…
de Satán la diligencia,
ya es muy tarde para ti.
Hombre rico o hombre pobre,
todo muere, todo es vil,
sano, enfermo, o un ladrón…
nadie escapa el fuego ruin.

¡No pidáis piedad, gentiles,
no existe final feliz,
aunque hinquéis vuestras rodillas!
Vuestra carne es el tapiz,
pasó la oportunidad,
nadie escapa el fuego ruin…

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