El Canto de la Sibila

Cuando ardan las torres de Tiro
y el polvo sea un recuerdo .
Cuando secas las fuentes de Sidón
no alegren con sus sonidos a los sedientos.

¿Qué será de ti, mi amado?
Tu nombre, borrado por el viento,
tu carne lavada por las lluvias
de un extraño cielo.

Huirás de ciudad en ciudad
buscando otros brazos,
pero las torres de Tiro ya cayeron,
ya se perdió Sidón,
toda el Asia no vale nada,
piedras son sus zafiros
que brillan como luceros.

Y yo, desconsolada, canto eternamente…
eternamente rezo.
Seré piedra, seré viento, seré lluvia,
que lleve mis lamentos.

Corazón, las torres son sólo cenizas,
las fuentes son sólo recuerdos,
los brazos que te amaron, huesos,
la lluvia fue un momento,
y sólo queda un gran lamento
en toda la tierra del Asia
en la que los zafiros ya no brillan
como brillan los luceros.

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