En la tumba más profunda
de la noche
sepultaba sus secretos.
Tuvo tantos planes
como letras del abecedario
y, como si hubiera cometido
el crimen perfecto, murmuró :
"A veces lo que deja una marca
para toda la vida
es el tatuaje que nunca te hiciste. "
Allí me clavó los puñales de sus tinieblas
(porque yo también fui víctima
de la espera)
y hubo un derrame de intimidad
al que llamó “El buen dolor” .
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Hermoso, Martín!
Saludos y abrazos, querido amigo!
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Gracias por todo, querida amiga. Abrazo grande!! . Cuidate!!
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