Fina hebra camuflada, en gran coloso
de hojas verdes, vivas, muertas.
Ramas largas, ramas cortas.
Flores blancas, flores negras.
Vida larga, vida tonta.
Yermo el prado en dónde yace,
campo inerte, frágil, casto.
Es paisaje, es paraje.
Es refugio de los cardos.
Es desván de lo innombrable.
Es el filo, es el canto.
Es el fin de un corto viaje
Es cobijo de solo algo.
Yace digo, que no está,
pues nunca yo lo he visto.
Dime tú si lo percibes,
porque yo no lo consigo.
Ni sus flores se me acercan,
Ni que lo hagan yo les pido.
Es inútil, no las olería,
Es un espejismo.
Cuando solo yo me encuentro
Yo imagino,
es por eso que yo sé que
todo lo que pienso y no digo,
ahí se queda,
en el árbol del olvido.