Me abraza mi pequeña en la piscina,
como un koala a un árbol denso y nutrido,
como un velero al muelle bien prendido,
como un imán de un viaje a la cocina.
Como fiel parroquiana a su cantina,
como amante a las flechas de Cupido,
como el pichón a su cálido nido
como una camarera a la propina.
Como la audaz minera a su linterna,
como la hábil carpintera a su sierra,
como fresca cerveza a la taberna.
Como la muerte a la maldita guerra,
como el bebé a dulce leche materna,
como náufrago al sueño de ver tierra.