Me detengo ante el murmullo de tu carne,
palpitar luminiscente entre la fronda
que anuncia un amanecer eterno
de fuegos fatuos y ecos cristalizados
ungiendo mi alma de efluvios perfumados,
mesmerizandome hasta la ingravidez.
Me detengo ante el murmullo de tu carne,
palpitar luminiscente entre la fronda
que anuncia un amanecer eterno
de fuegos fatuos y ecos cristalizados
ungiendo mi alma de efluvios perfumados,
mesmerizandome hasta la ingravidez.
Muy buen poema.
Bienvenido a Poémame.
Muchas gracias por el amable comentario.