En los ecos
de la noche,
cuando la luna
ilumina ilusiones
y anodinas promesas,
que cuelgan del hilo
de las horas que pasan,
destellos de adrenalina
hostigan la pasión
de la fantasía,
y en el universo apagado
de la razón de la mente
buscas esa lejanía
donde quizás el velero
de la certidumbre
navegue en el rumbo
que conviene
a las estaciones
de un destino
que desconoces.
Magnífico, un eco con reacción inmanente, sucede que nunca o casi nunca acertamos en la predicción del destino, pero en todo caso creer que lo sabemos es un alivio. Aplausos @Pippo .
Por acá te invito a escuchar estos amigos Panameños.