Quise pecar
en la niebla de tus ojos.
Tú clamabas guerra,
clavándome
los besos ausentes.
Sin saber que es tu boca
la mina de oro
que ondea banderas
con tu nombre
bordando otoños
que no conocen
más paz
que el eco de tu risa.
Ese eco.
Tú.
Una y otra vez.
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Precioso ese eco de tus versos, poeta!!!
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Bello poema, Mario!
Saludos, compañero.
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Muchas gracias!
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Gracias, María!
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Muchas gracias, Minada!
¡Viniendo de ti, es un honor! Muchísimas gracias!