Estás gritando…
Mi cuerpo se desvanece; como mariposas en forma de rosas, mi cuerpo… suspira; herido… tiene mucho dolor.
Puedo escucharte a lo lejos;
te espero, pero nunca vienes acá.
Puedo llorarte mil olvidos…
Rosas negras, mariposas muertas, puedo llorarte noches enteras… en una cama sucia y llena de dolor.
Ser un ave migrando al horizonte,
ser un pétalo que cae de una rosa, una rosa vieja y en peligro de extinción.
Puedo verte en el pasado una noche como hoy, puedo escucharte preguntarme: ¿cómo te sientes?
Y, puedo no sentir nada… has dejado muchas palabras y oraciones incompletas; me has dejado insignificantes recuerdos, noches rotas y oxidadas.
Una foto tuya vive en mis recuerdos, pero al verte ya no significas nada para mí.
Sentirte en los suspiros de la noche,
una noche sin estrellas,
llorarte en la niebla; llorar en ese cementerio de esqueletos,
de gente muerta.
Y… si para mí ya has muerto, has muerto y estás bajo tierra siendo condenado.
Laberintos de dolor, laberintos bañados en sangre y excremento.
Cadenas arrastrándose en las noches, cadenas que te rompen en pedazos la piel y que te dan como latigazos en el pecho.
Tantas preguntas como respuestas sin resolver…
Tantas noches sin recuerdos, tantos recuerdos sin noches.
Sábanas rotas, olor a sexo y jazmín.
Lágrimas recorriéndome el alma, abrazándome el corazón.
Gritos e imágenes esculpidas en la pared, retratadas en cementos y adornadas con luces artificiales.
Estamos listos para la fiesta…
Caen relámpagos del cielo,
suenan los truenos… los árboles se desprenden de la tierra;
bailan sin cesar, se encuentran entre ellos;
no compiten, se aman,
no se dominan, se unen…
Tengo los ojos sangrando y mi cuerpo de cristal;
trizado,
descontrolado,
muriendo.
Baila la noche,
noche de música,
de recuerdos…
Los vasos suenan; relincha el unicornio bajo el mar,
el mar de fantasía…