Cruje como una casa antigua
cuando lo visitas en la noche
y tus pasos te delatan.
Sangra como un ave herida
cuando lo atraviesas con tus palabras
y retoza como un niño en su cuna,
cuando lo arropas y acaricias.
Es una dádiva cambiante
un soplo efímero,
una forma de lo imperceptible
desde el aliento que da vida.
Brújula que guía al navegante
en las tormentas del silencio,
faro que ilumina la ruta
del náufrago flotando
sobre el océano de los afectos
Tiene la facultad de elevarnos
y hacernos ver los territorios inundados,
la roca donde me sostengo
cuando el vacío se abre y me llama.
Caldero dentro del cual las brujas
celebran sus rituales insidiosos
y lo entierran en el bosque
delante de tus ojos,
acostumbrados al sueño.
Duele el corazón porque me amas
y también cuando dejas de hacerlo.