Aquí me encuentro
desprovisto de maleza
con los ojos descoyuntados
ante tanta infamia.
Sueño con insectos
que me acorralan
como una marabunta ansiosa.
No tengo frio,
la interminable bóveda me ampara
del suplicio del devenir.
¿Sus manos me adulan?
¿Sus labios se sacian?
Donde está la siguiente frontera,
la siguiente mentira,
donde quedaron sus palabras.
En algún recodo del camino,
en un campo de batalla,
en una pensión cochambrosa….
donde extravié su mirada.