¿Dónde estás mi dulce sueño?
Tú, ejemplo de tormenta;
que seduces a mi alma,
como diosa que gobierna.
¿Dónde estás mi triste musa?
Quiero tu mente perversa,
para nutrir mis pecados
de vil pasión sempiterna.
¿Dónde están, querida niña,
tú y tu mirada perfecta?
No te escondas tanto vida
mía, soy yo quien te anhela.