Peligrosa señora es Doña Angustia
trota a lomos de lúgubre corcel;
y galopa rauda, insensible, cruel,
con lánguido rostro y sonrisa mustia.
Inquilina obligada del alma abandonada,
se regocija en la pena del amor perdido
como si todo en la vida perdiera sentido
y la felicidad vivida fuera truncada.
El amor se aleja, cual ave migratoria
busca otras fuentes de nutrición y riqueza
para dejar tras sí la escarpada pobreza
de aquella relación con penas y sin gloria.
Alegre y campirano tu bello poema, Edel!
Tus versos amenos, rítmicos y con el aroma de la melancolía.
Doña Angustia y sus angustias.
Saludos cordiales!
El amor se aleja, cual ave migratoria
busca otras fuentes de nutrición y riqueza
para dejar tras sí la escarpada pobreza
de aquella relación con penas y sin gloria.