Dolor

Tú dolor, que me acompañas
en los desvelos de la noche,
en el caos de las mañanas
y en la pesadez de las tardes,
no me des sosiego, olvida
el perdón del arrepentimiento
sigue azotando
este cuerpo afligido
por el tiempo.

No me des descanso.
No me des paz
para poder ganar
ese reino ilusorio
que nace lentamente
en mi entresueño.

No me abandones
por una sinfonía fácil
de esas que adormecen
la memoria en el recuerdo,
no me des caricias
que sean un pasatiempo.

No me des esperanzas
que vuelen en el humo
de mi pitillo,
esculpe este cuerpo
como si fuese un granito,
con la desesperación
de la amargura
de un escultor.

Esconde tu amor
tu sonrisa, tu suspiro
en cada golpe de martillo,
ven a mí con tu cólera,
grita, vomita esa pena
que esta vida angustia.

No me importa ignorarte,
pues eso hago cada día
cuando juega mirando al sol,
cuando en las noches
te escondes tras los sueños,
porque lo habitual en mis horas
es compartir el tiempo contigo, Dolor
a pesar de los lamentos.

Pippo Bunorrotri.

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