En el alma del segundo anterior, muerto, llega el siguiente…
calor gastado, el frio vivo de ausentes doloridos,
presentes…repetidos.
Ser un instante constante, eterno, inerte.
Para pasar a minutos hay que constatar la vida,
cada raíz de aire, soplo lunar, lagrima detenida…
pesar el dolor sin cantidad de espacios,
ponerle coto al sufrimiento…despacio,
lento, en un acto secundario.
Matriz de tiempos, las horas, desembarcan sin lugar.
Sitiadas en la niebla exacta
crucifican la vereda paso a paso,
surge la muerte naciendo sin nacer,
muriendo en copias del alma…
atardece , amanece…no hay causa, piedad,placer
Brotan los días, musgo perdurable,
luz donde sueñan las sombras
hacerse libres.
Rugir mientras sea posible la voz, cuidar heridas…
carbón de noticias negras, eslabón químico
con principio saturado.
Meses, un preámbulo de color docena…
Se agolpan las alegrías
y se desbordan los ocres de fotografías viejas…
penas pastando en las manos desgastadas,
sin dios, ni amo, nada.
Por fin, los años…
ejecutando el paraíso y el destino
del agua en el calendario…
es tan lento y veloz,
tan cruel y dócil la cuenta…
que los sucesos se nombran
consintiéndole al tiempo cerrar la puerta…
Siglos , milenios…canas en el aire
que no peina nadie.