El mismo cielo impredecible.
El mismo mar de perturbada serenidad.
La misma nube viajera.
El viento que mueve los árboles.
La Luna en alguna parte.
Las estrellas en todas partes.
Y la ciudad que no se apaga
para quien se apropia de la palabra
y quiere forjar un poema
que lo acerque a la divinidad,
mientras en el llano los sueños navegan
intentando no hundirse en la realidad.
Siempre hay un destello de fulgor acechando el ojo que sabe ver. Buen poema en el que creo notar cierto guiño a Rulfo. Saludos, Carlos.
Sólo un poeta puede mirar de esa forma,
a veces sólo vemos, como una mala continente…pero mirar, no mira cualquiera.
Gracias por tus letras, son fruto de una mirada profunda…abrazo🤗
Gracias por el comentario y la referencia a tan gran escritor. Saludos David.
Agradezco tus generosas palabras poeta. Un abrazo.
Precioso poema… y que los sueños no dejen nunca de navegar.
Muy agradecido por tus palabras Carmen. Saludos.
Y siempre lo mismo, allí donde ha estado, está y estará…
No se porqué me ha retrotraido a un poema de Nicanor Parra…
<Todo está como entonces, el otoño y su difusa l;ampara de nieblas…
Colo que el tiempo lo ha borrado todo, como una vlanca tempestad de arena…>
Me gustó
Abrazo
Muy agradecido estimado poeta. Saludos.
Precioso escrito, el cual impulsa a reflexionar acerca de la presencia divina en todas las cosas… presencia detectada por el alma del poeta!
Un cálido saludo, @carosif!!
El agradeciodo soy yo, por permitirme leerte.
Abrazo
Saludos poeta, aprecio tus generosas palabras.
Ahh naturaleza divina e inmortal. Enhorabuena
Enhorabuena poeta. Saludos.
La presencia dina, como reflexión.
Precioso, un abrazo.
Gracias estimada poeta. Un abrazo.
Una mirada poética y profunda en este bello poema. La noche…cómplice del poeta…
Saludos, Carlos!
Saludos María, siempre es un placer y un honor recibir tus comentarios tan generosos.