Hay ojos que tienen su silencio,
aunque están demasiado cerca
y manos que guardan emociones.
El amor se tambalea en la ventana
y perdura, tan cerca de la muerte.
¿Será, que nada fue nuestro
y que nunca lo ha sido todavía?
Hay un placer en el silencio,
que justifica todos los adioses.
Nos albergamos en los acantilados,
olvidando la memoria que guarda la palabra.
No sabemos cómo terminar cada fragmento,
aunque la verdad habite por siempre en el poema.
Y, mientras nos alojamos en los días sin viento,
escribimos un verso, para morir en vida.
11 Me gusta
Grandioso, un poema /dibujo de los paisajes de adentro. Realmente hermoso —Aplaudo.
1 me gusta
Hermosas letras que exploran la intimidad y la incertidumbre del amor y la existencia.
El amor se tambalea en la ventana
y perdura sin duda, tan cerca de la muerte.
¿Será, que nada fue nuestro
y que nunca lo ha sido todavía?
Nos albergamos en los acantilados,
olvidando la memoria que guarda la palabra.
No sabemos cómo terminar cada fragmento,
aunque la verdad habite por siempre en el poema.
1 me gusta
Hermoso poema, Lucía!! 
Bonitos versos.
Un abrazo
1 me gusta
Creo que reflejas al exterior tu viajar interno, lo sacas a luz para acostumbrarlo a la realidad…es muy hermoso el poema que has hecho y muy difícil. Proyectarse en la solución de la búsqueda, es adelantar la mirada. Muy asertivo el concepto.
Muy bueno.
Saludos
Muy buen poema y también reflexivo.
Nada es nuestro, excepto el efímero momento que se disfruta.
Que bella emoción de intimidad, reflexión y amor a la vida y al verso, poeta!!
Qué belleza de poema…pensándote por dentro.
Me identifico en este hermoso fragmento…
Abrazos, Lucía.
Brutal, Lucía, y espectacular al mismo tiempo! 
Me encanta todo el poema, pero estos versos son boooom.
Precioso, Lucía
Gracias, querido poeta. Un abrazo.
1 me gusta
Muy amable por pasar, querido poeta. Abrazos.
1 me gusta
Gracias, poeta.
1 me gusta
Gracias a ti.
Abrazo