Días de lluvia

Antes recordaba que, en la mañana,
había paseado bajo la lluvia
y que lo hice con el paraguas abierto.

Algo difícil, en mi caso,
y más en un paseo de casi cuatro kilómetros.

Es cierto que alguna vez he bajado con el paraguas
y que también en alguna ocasión he tenido que abrirlo,
pero ha sido a ratos
y por el clásico chubasco
que luego te permite volver a cerrarlo
y continuar caminando sin tener que llevar el brazo
aguantando ese armatoste.

Es bonito caminar bajo la lluvia.

Ahora me han venido a la cabeza
momentos en los que he disfrutado
de instantes así,
mojándome y compartiendo con la lluvia,
una caminata, una marcha,
una ascensión en la montaña,
una acampada bajo una tienda, en la sierra,
una tormenta, y así un larguísimo etcétera
que daría para poder escribir algún relato.
Pero sé que fue en otro tiempo
y con una figura más joven en edad y en fuerzas,
en esos momentos que cada uno
tenemos reservados en el libro de la vida
para enmarcar con letras de oro
y que luego rescatan los recuerdos
y nos traen su aroma,
como una taza de café,
que tanto se añora y paladea.

Y sí, tengo que reconocer
que aquellos fueron momentos de magia,
en que las pupilas cargadas de inocencia
iban descorriendo los visillos de la lluvia
y mirando a través de ellos
a un mundo desconocido, nuevo
y lleno de encanto
que venía a mi encuentro.

Por eso no puedo olvidar aquella comunión,
muchas veces repetida y aceptada,
con los ojos recibiendo las lágrimas del cielo
y llorando, a su vez, de emoción y alegría,
ante un espectáculo tan maravilloso,
mientras, el cuerpo,
la figura con alma que me ha sido prestada
y que da vida a mis pensamientos y sentimientos,
se mojaba y empapaba, sin darse cuenta,
para tener que buscar, luego, el refugio
y el abrigo en un lugar seco
y cambiarse de ropa
y saborear, lentamente, esos instantes vividos.

Rafael Sánchez Ortega ©
05/09/20

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Es un deleite para mis sentidos, leerte, querido poeta!!!

“Es cierto que alguna vez he bajado con el paraguas
y que también en alguna ocasión he tenido que abrirlo,
pero ha sido a ratos
y por el clásico chubasco
que luego te permite volver a cerrarlo
y continuar caminando sin tener que llevar el brazo
aguantando ese armatoste.”

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Gracias Lucía Gómez.
Un saludo.

La vida se componen de bellos instantes que quedan para el recuerdo. Muy hermoso. Saludos poéticos.

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Así es, Sinmi.
Un saludo.

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