Diácono (poema sin sentido)

El diácono de nácar con la frente lustrosa
y ese aspecto de desimberbez pelirroja amarronada
intelectualizado por el marco de las gafas miopales
lee
con perfecta voz de arcángel
la palabra del día (verbum dominin)
en el libro
cuyo filo de páginas
recuerda el óxido verdeario aceitunado
de la antigua estatua
de aquel poeta muerto
en cuya horqueta
se insinúa la insana turgencia
de la apetecible enarbolación.
Allí…
abajo en el bronce
palpitan
marcándose tantas cosas
simulando a veces
la perfecta dureza de la carne
esa cilindrocidad
de embutido apetecible.
¿Quién será? —dice ella—
¿Qué nombre lleva el diácono?

Chane García.
@ ChaneGarcia.

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