Oh, musa, canta el día venturoso,
que al libro rinde culto fervoroso,
el veintitrés de abril, fecha clara,
donde la pluma el alma desenmara.
En pliegos vivos, mundos se levantan,
historias que en el pecho se agigantan;
de Cervantes el ingenio, de Shakespeare el verso,
tejen sueños en el humano universo.
El libro, faro en la nocturna calma,
alumbra el seso y vivifica el alma.
Sus hojas guardan ecos del pasado,
y en cada letra, un porvenir trazado.
¡Oh, tomo amigo, cofre de aventuras!,
en ti se quiebran cárceles oscuras.
Del niño al sabio, todos te veneran,
pues tus verdades libres siempre imperan.
En este día, brindemos con la mente,
al libro eterno, farol resplandeciente.
Que nunca muera su sagrada llama,
y el mundo lea mientras el sol lo llama.