Y entonces llegas,
empujándome al vacío
de mi propia obscuridad,
para aprender a amarla
al igual que mi propia luz…
Detrás de la cortina
dormía la fiera
que lograste despertar,
la misma que vuelve nada su furia
ante tu caricia.
Soltaste sus cadenas,
miraste sus ojos
encontraste su obscura mansedumbre.
Detrás de esa cortina
no está la sonrisa…
Están las grietas
la espada,
la flor marchita,
el antifaz,
la copa rota.
Detrás de aquella cortina
duerme el deseo,
el fuego desmedido,
lo impúdico,
la osadía
y el descaro…
Detrás de la cortina
hay una sombra
que debo abrazar.
Quizá siempre ignoré
su grito desesperado
y nunca pasé siquiera
un dedo por su mejilla.
Detrás de esa cortina
están todos los miedos
mirando un reloj de arena,
esperando la caída del último grano
para hacerse presentes…
Y entonces llegas,
empujándome al vacío
de mi propia obscuridad,
para aprender a amarla
al igual que mi propia luz…
Pues detrás de aquella cortina
también están
mis ojos,
mi piel,
mis manos,
un beso y una caricia negada
a ese ser obscuro
que también soy.
Enfático modo de establecr el vínculo maravilloso que existe entre palabra y emoción, son símbolos no convencionales que descubren nuestra vulnerabilidad mientras leemos, —aplausos poeta.
La fuerza del instinto, del lobo que una y otra vez se empeña en reducir a perro el poder, cualquier poder. Me gusta la fuerza rebelde que tienen tus letras. Un abrazo, Carlos.
Un plcer recibirte Domingo, muchas gracias por ese análisis que siempre nos regalas desde lo que tu alma percibe.
Por otro lado no me fue posible participar con ustedes, reciban un fuerte y agradecido abrazo…
Un gusto recibirte @silvelart3000 muchas gracias por venir a esta mesa, y si la obscuridad y la luz como parte inexorable de nuestra humana condición… Abrazos…