Cuando buceo mis aguas profundas
encuentro naufragios,
tesoros perdidos que fueron para nadie.
En las fosas abismales,
razones desconocidas,
explicaciones y vergüenzas
aprisionadas por el pulpo del remordimiento.
Esqueletos de cosas buenas,
tripulación que habría salvado,
intenciones felices que bogaban a puerto seguro.
¿Tengo a mi alrededor productos de fuerza o debilidad?
¿Me rodean causas o consecuencias?
¿Qué tanto de aleatoriedad soy?
Incluso el amor,
¿Es por algo deseado o algo temido?
¿Fue un acto de valor o de cobardía?
¿Acaso un acto de soledad?
¿Necesidad a la que encajonaron circunstancias?
¿Fue objetivo buscado a conciencia y corazón
o una catapulta de la hormona?
¿Una llegada fortuita en mal momento y lugar
cuando tenía desbloqueada razón,
fortaleza y miedo?
¿Llegó en momentos de hambre o plenitud?
¿Fui de los audaces que fueron
o de aquellos que esperaron llegadas?
Es vital saberse anfitrión o huésped.
¿Me alejé cuando debí y me mantuve cuanto pude?
¿A cuántos hice y cuántos me hicieron?
¿Y cuánto de eso hice genuinamente bien?
¿Llegó el amor cuando estaba vencido
o cuando era vencedor?
¿Me acompañó en la tozudez de la lucha
o en la pazguatez de la rutina?
¿Cuánto coraje puse para que las cosas correctas sucedieran?
¿Tuve un calendario de desidia o disciplina?
Es lo que tengo,
lo merezca o no,
comprensión y preguntas tardías.
Y esta ancla de insatisfacción
que se corroe en arenas movedizas
en el lecho marino.
Buceando e indagando en esos hermosos interrogantes…
Un poema hermoso y muy completo, pero creo, que nunca se te resolverá esa duda entre esos dos conceptos o doctrinas del título.
Antes de desenchufar el televisor 50" el ladrón escucha en la penumbra
—Esto no le va a gustar a Jesús, se va a enojar contigo.
El ladrón se queda frío, espera unos minutos y prosigue con el hurto.
Al cabo de un tiempo vuelve a escuchar la voz
—Jesus te está mirando feo.
El ladrón se arma de valor y empieza a alumbrar con la linterna y ve un loro en una esquina.
—¿ Y quién eres tú? —pregunta.
—Yo soy Moisés — responde el loro.
El ladrón se ríe y dice:
¿ qué menso le pone Moisés a un loro.?
A lo que el loro responde:
—Al mismo menso que se le ocurrió ponerle Jesús a un doberman.
—cogelo Jesús.
Aplaudo su poema @JDuque .
Esta en lo correcto querida @mariaprieto. La visión de las cosas cambian y lo que alguna vez hicimos a la luz fría y cerebral de ahora, nos puede parecer un error. Pero no es tal si en aquel lejano momento lo hicimos con amor, valor, sin reservas, con aquellos miedos y debilidades. En ese entonces, fue nuestra mejor solución. No importa que ahora lo veamos diferente. Si estuviésemos otra vez en la misma situación, embargado de aquellos sentimientos y pasiones, el contexto y circunstancias, volveríamos a hacer lo mismo.
Y si, el eterno antagonismo filosófico. A cuál más de cierto y a cuál más de incierto.
Con todo esto, llevo el nombre canino por partida doble, acá en Mexico en algunas regiones a los perros les dicen “Chuchos”, igual que a los Jesuses en otras regiones. Y no pocas personas le ponen “Duque” a sus perros.
Por eso a uno que tengo yo, ya mejor le puse “Tocayo”.
Gracias primo @ludico1964 por su visita y humorístico comentario!
Mi estimado @AljndroPoetry, la admiración es mía hacia ud por esa constancia y calidad de obras y que venga aparte a echarnos porras para promover a qué sigamos y dejemos la pereza.
Pues no se crea, con tanto trabajo y estrés, a veces hacen cortocircuito esas conexiones mi Walla y de repente no sé si voy o vengo. No pocas veces le he hablado en versos a las maquinas y dado instrucciones a mi team con metáforas. Y allí es donde, la puerca tuerce el rabo, la cabra se va al monte, no se puede pelar un chango a nalgadas ni se puede sacar un buey de la milpa, pues todos, incluyéndome, estamos pensando que me falta un tornillo. Pero me resigno pues ese tornillo faltante es una característica de los poetas.
Solo tu, amigo JDuque, tienes respuestas a todas tus preguntas
Tienes que llenarte de voluntad y determinación, querer es poder.
Me gustó el poema.
Abrazos
Amigo tú eres un ejemplo de como escribir crudamente y con sentimiento a flor de piel (mejor dicho, a espina de piel)
Como me dijiste una vez: hay que sentir, vivir, respirar la poesía así como tú.