No me fío de la escoria que se honra por sus logros
cuando son otros los que cobran el gran fajo,
y sigo entero aunque me odien muchos al pasar
salvando lo que puedo de cuanto alguna vez creí real
sobre este suelo que es tan duro que desgasta
el lado tierno de nuestras almas, soledad
de todo en parte tanto hasta doler de nuevo el golpe
que torpemente llevé más adentro de piel
en exceso reciente entre besos sin ver
nunca a quien que se oculta en misterio
con un velo sellando los labios después que prisionero
me ha hecho su encanto casi hasta estarlo
despierto también, y quizás si me salvo me oirá
padecer solitario su mismo mal.
De mi espina dorsal sigo hasta el límite
que trazan los ángulos donde no estás
ni se te admite. Apenas recuerdo tu cara
y ya nada me ampara del desinterés
si ya sé que sólo es un programa.
Divergencias controladas salvo una
que lucha y nunca escapa, parapetada
tras los huesos de sus ancestros memorables,
que aún se aferran al combate
antes de formar al fin parte del todo.