Con el estruendo de muchos truenos
se me partió el alma en tres pedazos
uno de ellos anda conmigo
desorientado, sin rumbo fijo
con un saco roto de esperanza
y la vista puesta en el ocaso
A los otros dos se los llevaron
lejos de mis protectores brazos
en el vientre preñado de un monstruo
de metal, con aliento de fuego
mientras cortaba el aire con furia
y se cerraba el cielo tras ellos
Entonces se oscureció la tarde
se desgarró el velo del templo
la gardenia perdió su fragancia
las abejas desaparecieron
un nudo enmudeció mi garganta
y me quedé solo con mi cuerpo
Me quebraron la vida en tres tercios
no sé si se juntarán de nuevo
nunca será lo mismo que antes
ellos son jóvenes, yo estoy viejo
viviré en eterna despedida
recordando siempre aquellos truenos