Desnudez total

Eres la voz del asombro.

Y
eres
el lápiz que describe las caderas lácteas
sobre la desnudez
total.

En ese instante finito, se iluminan los colores precisos
tras la declamación de los latidos.

En
tanto la cabellera ondulada
flamea izando los pezones para que se enamoren del alba.

Así es siempre.

Y
cada vez
que la piel efervescente rompe con los silencios
matutinos.

Pero después del ocaso, tiemblan las brisas seductoras,
mientras versifica el momento
de las ilusiones.

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