No llames amor
al deshielo tras una noche larga,
gota-a-gota
nuestras promesas desparramadas.
Del iceberg sólo resta
un mar de lágrimas
-donde antes se alzaba
nuestro castillo de hielo,
ahora una lápida-.
El calor ha derretido
los carámbanos de tus pestañas
y llueve
como si lloraras,
pero sólo es el deshielo
tras una noche larga.
La primavera nos ha despeñado
con su escorrentía
desde las sábanas.
Ahora sólo queda
retornar al mar
donde los caminos confluyen,
donde sólo seremos agua,
después del deshielo
tras esta noche larga.