Desertar

Salí del paraíso porque no había sitio para mí,
demasiados tesoros escondidos,
demasiada literatura que escribir.

Fui Lilith,
la que sin querer transgredió los límites del infierno,
la que desertó sin dejar de reír,
quien apagó la llama de aquel incendio.

No fue casualidad,
la vida deja poco a la improvisación,
da poco espacio para amar
y mucho en el que guardar el rencor.

Sería más fácil si luchar sirviera para sanar,
aunque los demonios no cesasen,
sería más sencillo claudicar,
si rendirse sirviera para equivocarse.

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