Desde dentro

¡Ah¡ miro mi destierro.
El cielo está en su centro
colgado de las manos y de las uñas,

no le teme al fondo
no le teme a la brisa
ni a la par del tiempo
ni a la lana, ni corceles

lleva en su vientre la agonía
en la vereda de en frente está mi estancia

el viaje de regreso al polvo, a la tierra y
al vino. Es aquí, oído sangrando,
que se teje mi abandono.

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Los destierros, propios, o aquellos que nos imponen… nunca halagüeños. Muy intenso tu enfoque.

Que bellos y tristes versos tejen ese destierro, siempre doloroso cuando se siente “desde dentro” el abandono!!, saludos poeta!!!