"Delectatio"

Se abrazó el hollejo a la abulia de la arcilla y lenificó la rigidez de una era.

Mollas revestidas por felpas púrpuras, ambar y salmón; se abrieron paso entre la transición de tiempos viejos y despertares arribistas.

La tierra tenía secretos dulces y sueños agrios, que en un ataque de benevolencia dejó aflorar, y manos inquietas maceraron la osadía para hacerla néctar.

Los cristales aplaudieron el hallazgo.

Paladares caprichosos se abalanzaron al enigma y la adicción se promulgó legal, protagonizando sensaciones de regocijo y placer, tan sempiternas como su historia misma.

No hay que vivir lejos del edén cuando se puede aprisionar en una copa, su maldita virtud de mentir, causa la euforia que es ensueño y aniquila realidades por unas horas.

Se besa incestuoso con canciones que le elogian la acidez o le envidian la dulzura, por eso, sigue ecuménico alardeando su celebridad.

Sabe que suscita risas, que deslie lágrimas, que inmortaliza momentos, y aún así; embriaga.

Describir su sabor con absoluta precisión necesitaría otro neolítico y mil lunas ebrias.

(C.G)

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