Dejamos

Dejamos el sueño atrás
como un amanecer en una cuneta
como otro día sin poesía.
Dejamos tantas cosas
en algún rincón de aquel laberinto
donde Ariadna,
cansada y ojerosa,
dejo de urdir ardides
para que un Teseo cualquiera
pudiera seguir encendiendo la calefacción.
Dejamos de bañarnos en el rio,
de jadear por las mañanas,
de obsesionarnos por un verso,
de soñar en las cavernas.
Dejamos tantas cosas
que nuestra mochila continua vacía,
como un discurso
como un desierto,
como la primera pagina.
Dejamos la magia borracha
en una clínica,
sin saber a que atenerse
drogada perdida.

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