en la espera de lo opuesto
me encontraba yo,
en un pasado,
para que aflorara lo que sentía
por alguien que no valía
ni un centavo.
nos hicimos daño mutuamente.
llegaste a ser mi zona de confort,
pero tú tiraste la primera piedra
y mi corazón se debilitó.
deja ir
las pesadillas de la culpa,
el miedo,
la reflexión de contraparte.
aunque resulte ambiguo
no cambiar,
a veces
hay que tener un paso en firme.
deja ir
el romanticismo
de una noche desenfrenada.
deja ir
el pensamiento de quizá sí, quizá no,
porque eso
es engañarte.
hay muchas flores
a las que regar
y cuidar.
no te enamores del pasado,
ni añores el dolor
en forma de mariposa roja,
que es solo
una forma de desenfrenar
el dolor de tus mañanas,
de tus noches,
de tu alma.
deja marchar
al señor que se viste de traje,
o a la señora que se viste de tacones.
tú ya no estás
en ese momento vital.
estás para ser libre.
para no tener que ir elegante,
ni tener ataduras,
ni que nadie
muerda tu anzuelo.
porque tu anzuelo
está vacío.
no intentes magnetizar
cuando igual lo tienes delante:
un amigo,
una amiga
de toda la vida.
deja ir
el dolor
de una vida de ruina:
el carbón,
el tormento,
la desidia.
sé tu propia lluvia.
sé el granito
de una relación sólida
formada por minerales:
tú y él,
tú y ella.
deja ir
el barnizar tus sentimientos
de colores,
porque un día
se acabarán juntando
y tendrás
una confusión mental.
¿quién,
o qué,
se lo estaba imaginando?
deja oler al ratón su queso,
la manzana al gusano.
no te metas
en medio de dos amores,
ni hagas contrabando con besos,
cambiando la autoestima
por un beso
puesto en la mesa,
guardado en un cajón,
guardado en un desván
con vistas al mar.
solo quiero avisarte:
lo bonito
es la libertad.