¿A quién las flores que adornarán este poema,
fragantes o marchitas?
¿A quién la llama engendrada por su réplica?
A quien hizo posible la noche
y hace girar la selva.
A la pluma contra todo y contra todos,
fatuidad y locura.
Al mal que, execrable, Maldoror encarnase
y cuya hórrida antorcha, Azrael, recoge.
A una mujer, Circe, a un caballo, Colina,
al amor y la muerte.
Canto mi monstruosidad y mi condena,
como un nuevo Whitman, a mí mismo.
A quien tiene alma de poeta y ama la tristeza.
(Poemas malditos)