Para cuando llegue el momento
de decirlo,
hay que aprender a decir “no”.
Ese “no” es una negación
que reafirma el carácter
del declarante.
Hay que saber decir “no”
para no cargar
con lo que no te corresponde
-cargar es asumir,
como propia, esa carga-.
El que no sabe decir “no”,
se convierte en esclavo
de sí mismo
y de lo que acepta.
Di “que no”
cuando sientas
que tienes que decirlo.
Pero, sobre todo,
no hay que ser nunca
como aquéllos que dicen:
“no es no” o “sí es sí”,
sabiendo que mienten
a pulmón lleno
porque son adictos a la mentira.
Y, cuando haya que decir “que sí”,
que ese “sí” sea rotundo y sincero,
un “sí, quiero” porque lo quiero,
y lo hago porque lo hago,
y lo digo porque lo digo
y lo siento como lo siento.
“Sí, quiero”.
Todo esto lo dice un pobre tonto, un pobre idiota, un pobre poeta que nunca supo decir “que no” y, muchas veces, dijo “que sí”, a sabiendas de que echaba a perder su alma. Y lo hizo con los ojos cerrados, y lo hizo a corazón descompuesto y lo hizo entendiendo que nunca se perdonaría haber otorgado ese “sí, lo acepto”.
Buen poema, Paco!!
Me gustó mucho el giro final que le diste al poema! Una cosa es decirlo…y otra hacerlo. Después de haberlo hecho…nos duele el alma.
Abrazos.
Que gran sabiduría encierran tus versos, muy bueno y que difícil aprender a decir “no”, en tantos aspectos de la vida, de honestidad se visten tus versos, poeta!!!
Completamente ajustado a la verdad, de lo que dicen tus versos.
Así se debiera actuar siempre, con toda firmeza y sinceridad diciendo lo que hay que decir: Si o No, sin pelos en la lengua.
Me gusto.
Abrazo