Décimas a una Nación en Alpargatas (al quimérico deseo de libertad colectiva del 78)

España deseaba elegir

su forma de ser Estado,

pero el pueblo acabó embaucado

¿quien se atrevió a discutir?

Mucha verdad por decir,

pero poco redactor

y entre tanto opinador

con gorra revolucionaria,

se dictan normas cavernarias

aprobadas sin oposición.

¡Luchemos por la libertad!

vocea alguien desde el suelo,

mientras firma sin consuelo

un préstamo descomunal.

Hablan todos de verdad,

de Nación, de resurgir,

pero cuando hay que combatir

siguen su instinto básico,

prefieren tragarse el clásico,

el circo del Barça- Madrid.

Si pelear nos da pereza

y el gobierno está muy lejos,

mejor urdimos consejos

en la barra con cerveza.

“La abstención es la grandeza

del patriota soberano”,

dice un tipo muy lozano

mientras grita su cuñado:

¡Yo no voto, estoy cansado,

y además… juega Cristiano!

¿y desobediencia fiscal?

piensan algunos valientes

que se vuelven muy prudentes

cuando Hacienda pisa su umbral.

Y aunque suene muy cabal

eso de la autoinstrucción,

parece que hay desafección

por leer un simple artículo…

“¡Suban un TikTok, ridículo,

que eso mola mogollón!”

Los influencer; trupe jorguina,

usando frases sobadas,

burdas teorías truqueadas,

un par de memes de propina

y un micrófono con sordina

nos resuelven la ecuación

mientras cobran comisión

de un canal que vende incienso…

¡y así el rebaño propenso,

lo confunde con Platón!

Los medios; veleta al viento,

si gira, cambian el guión

y según quién pague el fiestón

transforman el argumento.

Todo muta en un momento,

del escándalo al perdón,

y en el canal de tele ficción

te convencen con aplomo:

¡La verdad está en ese pomo

que abren con su opinión!

Cada partido, facción tribal,

usando su himno, sus colores,

sus banderas y rencores

y más de un pacto inmoral,

prometen un fin cabal:

si ganan ajustaditos;

aunque el pueblo gime a gritos

ellos siguen en la danza,

si perdieron, ¡trampa y chanza!

y si ganan, ¡milagrito!

Una noble y Magna Carta

prometieron redactar,

y en lugar de consensuar,

se turnaron en la sarta.

La gente está un poco harta

de tanto líder bendito,

de burlas llevadas al infinito

¿quién manda aquí, señores?

se preguntan los lectores

¡pues el que lo hace por escrito!

Unos quieren ser profetas,

otros jefes de la banda,

y al que duda o demanda,

puerta dan con burdas tretas.

Fardan en motocicletas

de promesas sin motor,

pero un pueblo, sin pudor,

aplaude sus chifladuras…

¡si al menos dieran factura

por mentir con tanto ardor!

Un populacho kafkiano

que exaltado pide pan,

pero también que le digan

el “por quién” votar ufano

Está bien ser ciudadano

ahíto de fútbol y verbena,

pero si la ley les condena,

y por maleante es perseguido…

al que cumple su cometido,

no llamen “esbirro gangrena”

La asamblea reunida

en la plaza bajo el sol,

entre kalimocho y ron,

debate una salida.

No hay quien sujete las bridas,

ni acta que coteje palabra,

pero si alguien que mucho ladra,

al que acusan de dictador…

¡y al final se hizo dueño y señor !

¿hábil orador? ¡Abracadabra!

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Divertidas y socarronas tus décimas que, puede, sólo disfrutemos en su plenitud los miembros de esta Comunidad poética que vivimos en España. Alabo, además, la laboriosidad del poema.

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Muchas gracias por su comentario, es quizá de lo poco que nos queda, el derecho al pataleo, difícil solución tiene este sudoku político.