Introspección
Hace un tiempo que desaparecí,
pero hoy algo ha decidido
que tenía que volver.
No sé
si soy el hombre que ya está de vuelta de todo
o el niño asustado,
si soy el fuego que no quema
o la bomba de hidrógeno que destruye todo lo que encuentra a su alrededor,
si soy amigo o enemigo,
porque ahora ni siguiera sé contra quién estoy peleando.
Dudo incluso que la lucha
haya servido alguna vez de algo,
si nacimos muertos o sólo derrotados.
Si la revolución fue un sueño
o si algún día podremos volver
a ver
el mundo arder.
Si devorar el mundo produce sólo indigestión,
si seré capaz de leer 20.000 libros antes de morir
o, simplemente, de tomar la decisión adecuada,
aquella que no me haga dudar ni perder el norte.
Vuelvo, en definitiva,
sin que nadie me haya pedido que lo haga,
sabiendo que tú,
todavía.
quizá nunca,
me eches de menos.
Antes de lo más crudo del crudo invierno,
cuando la nieve lo cubra todo
y yo,
desnudo,
me tumbe sobre una cama de cuchillas heladas
que corten mi piel en una miríada de pedazos invisibles,
sin haber visto todavía el sol
que,
algún día permita
juntarlo todo de nuevo
que siga siendo el mismo
pero de manera diferente.
Vuelvo, en fin,
con las nuevas palabras
pero también más viejo.
Perdido en la confusión que generan
las primeras canas…
o la introspección.