Del callejón sin salida…
dudas.
Sed impresa en la memoria.
Escapatoria disfrazada de pan,
música líquida
a modo de sustento…
un cuchillo para trinchar agua,
un pincel de viento
con el alma de almidón,
seca en el juicio final.
Se hace largo el quinto mandamiento
cuando entierras a los hijos
hechos jirones.
Loas y canciones perfumadas.
Tan deprisa muriendo,
matando sin decirnos nada…
desde aquí,
sin más balas que la conciencia,
la lengua cosida
la paciencia extinta…
Pido la paz y la palabra
como alimento
en momentos de nunca.
Pedro…de momento. Utilizo el titulo del poema “Pido la paz y la palabra”. Blas de Otero.