De nada sirve ser vindicativo
hoy con ningún masón de vez en cuando,
si luego al despertar sigue tramando
que de milagros se mantiene vivo.
Será que al discurrir se muestra esquivo
aunque en dejarlo igual esté pensando,
si de humos su cuerpo está llenando
sin que requiera acuse de recibo.
Ya sé que antaño muchos fallecían
ordeñando una vaca tan a gusto
tal y como a mi abuelo sucediera,
que si hasta los noventa años vivían,
aun cascando, decirlo es sano y justo
un funeral le hacían de primera.