He embalsamado sueños con palabras
la evolución siempre ha habitado en mí,
un espejo sin reflejo me muestra en mate,
cual rescoldo de una hoguera atormentada.
He transitado caminos desolados
mares plenos de seductoras lágrimas,
en un paraje sin sonidos ni colores
que nubla el último estertor del condenado.
He escrito verbos en carne ensangrentada
sin rima y con ecos de padecimiento,
mientras la vida pasaba en un murmullo
pájaros de muerte aleteaban a mi lado.
He soñado pesadillas en noches sin luna
mientras la brisa susurraba palabras tristes,
mi memoria se ha abierto de parte a parte
en un viaje que lleva a la desesperación.
He andado Madrid, de Vallecas a Fuencarral,
las bicicletas pedaleaban en la Chopera,
los amantes hacían el amor en el Retiro
al abrigo del perfume de sus cuidadas rosas.
He vivido las vidas de un millón de poetas
gritando angustiado el dolor de mi corazón,
mas creo que esto no ha servido de nada
pues siempre he vuelto a ser yo mismo.
He pensado marcharme de la ciudad de los gatos
volver al campo donde siempre he sido feliz,
entre el azul del Lozoya y su ribera verde
que alimenta de vivencias mi espíritu antiguo.
He decidido abandonar por fin el sufrimiento
echar una canoa al río y dejarme llevar
que el agua pura me guie en el último viaje
al arrullo de los trinos de los verdecillos.
He de observar pasar la ribera del Guadarrama,
guardar siempre sus imágenes en mis adentros
oliendo la fragancia del tomillo y el romero
que desde la orilla empapan mis entrañas.
Fotografía de Sendas y Cumbres. com