Recién comienzo a darme mucho cuenta
como el alma se muestra indiferente,
sintiéndose hostigada por la gente
al saber que si calla se revienta.
Pues quizás se haya vuelto virulenta,
que al seguir los dictados de la mente
ya presienta el debate tan caliente,
que anda en busca de sales y pimienta.
Que vérmelas tendré conmigo mismo
si quisiera vivir en compañía
tratando de llevar justo lo puesto
mucho antes de caer en el abismo
donde ni dios de nadie ya se fía
porque incluso al amor esté indispuesto.