Entre mis dedos entecos
se esfumina la esperanza,
ya todo me importa un bledo
y estar tumbado me cansa
soy innato perdedor;
aún con los naipes trucados,
será que ya se acabó
el vivir de lo prestado
No recrimino al crupier,
por las cartas que me ha dado,
sé, que hasta la treta más cruel
lleva su impuesto gravado.
el azar es caprichoso
y al más sosegado infarta,
quisiera salir airoso
sabiendo jugar mis cartas
¡Oh! Señor de lo imposible,
dame fuerzas que ésta herida
y este andar tan insensible
tienen sesgada mi vida.