De camino hacia el cadalso
ordenaba su memoria
recordando a cada paso
cuán efímera es la gloria
aguardaba arrodillado
la justicia de la espada
todos le habían dejado
Ay, lealtad impostada
aquellos aduladores
son ahora, en su desgracia,
ávidos rapiñadores
en rabiosa competencia
los patricios, más distantes
los plebeyos, más pegados
los primeros, expectantes
los segundos, exaltados
tarde aprendió la lección
y el porqué de su caída
si alta fue su aspiración
más su ambición desmedida
por arriendo del poder
su sangre el pueblo derrama
y en honrado proceder
el diablo su alma reclama.