Hermosa te has de ver cuando te enojas,
mas yo ser quien lo causa me entristece,
la lluvia de mis ojos tanto crece
que cubre mi alma, llena de congojas.
Reluces como flor de tintas rojas,
te enojas, pero hermosa así florece.
Al verte sonreír, se me enternece
mi corazón que al verte lo sonrojas.
Te enojas, y mis ojos son rocío
que traen su tristeza, y te deseo;
si tu calor no tengo, siento frío.
Aunque enojada estás, cuando te veo
he de pensar que siempre… (y no porfío)
… que te ves tan hermosa, y no bromeo.
Hace un tiempo escribí una versión de este soneto, pero acabó por no gustarme así que lo eliminé. Esta es, diría yo, que es una versión mejorada de la primera que hice.